Tal vez el dilema más difícil con el que el ser humano se encuentra a lo largo de su vida es: en dónde trabajar. El asunto no es sólo cuestión de un ingreso, implica una profunda reflexión hacia las aptitudes y capacidades que podemos desarrollar, las preferencias personales y la permanencia dentro del puesto. Es por eso que nos hemos dado a la tarea de simplificar una elección tan difícil, proporcionándole opciones detalladas de oficios que autores mexicanos contemporáneos han ejemplificado a través de sus obras, esperamos que sea de gran ayuda esta Antología de Oficios.
De niña muchas veces me preguntaron “Qué quieres ser, cuando seas grande”. Nunca quise responder la pregunta hasta hace unos años, cuando decidí mirar a mi alrededor y buscar para qué carajos era buena.
Después de cavilar un rato deduje que eso de los oficios era básicamente “uno de los procesos por los que A adquiere bienes para B” , así que si mi destino era beneficiar a B (cuya definición ahora es inexacta), concluí que al menos tenía que encontrar algo que de verdad me gustara.
¿Qué hubiera hecho usted? Yo recurrí al infalible Anuncio Clasificado en el “Periodicazo zo zo zo” del día, donde sorpresivamente me di cuenta que… los oficios estaban clasificados en orden alfabético. Evidentemente, empecé con la A.
“Se busca Ama de Casa… para casa chica”, podía funcionar ahí, ya tenía yo experiencia en las casas chicas con todo el residencial Barbie de mi recamara.
En la C y la D encontré un par de oficios que me parecieron verdaderamente… extraños: Componedor de cuentos y Descubridor, ambos involucraban la producción de letras, y como yo no sé escribir ni mi nombre sin faltas de ortografía, ni modo señores, Silva y Torri… mejor pasé a la siguiente…
“Electricista y fontanero”, okeeeey... no soy ni gorda ni se me sale la raya cuando me agacho. La que sigue.
Leí Gesticulador y releí… ges-ti-¿qué? No sé qué requisitos se necesiten para eso, prefiero abstenerme de preguntar.
“Mesa de trabajo, requisito indispensable: cuatro patas, comunicarse con: Edmeé Pardo”, eso ya estaba más cerca del circo que de un oficio digno de mi preparación.
“Pastelero y repostero imparte Diana Diego”, suena muy… ah, no, es un curso, no, definitivamente no, no tengo tiempo para aprender, no. NO.
“Traductor de música, ayudante para Sergio Golwarz”, tengo un don musical y hablo hasta ahora cinco idiomas, seguramente me iría bien por que incluso entiendo la música electrónica.
“Zapatero experto, sólo por las tardes con Juan José Arreola”, si se trata de comprar zapatos esto podría ser lo que estoy buscando y si son para mi, mucho mejor.
Encontré un anuncio que no pude entender, me parece que era una prevención: Y con cuidado porque dicen que “al comer chorizos, llaman buenos oficios”
Finalmente lo encontré: “se busca lectora empedernida para Antología de oficios”
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