martes, 2 de diciembre de 2008

El hoyo

Anónimo

…Ya de esto hace casi tres meses

– Transportes Regionales del Norte, diga usted…

– Necesito un flete fuera de la ciudad.

– ¿A dónde se va a llevar?

– A San Luis Potosí; avenida Cuauhtémoc 210.

– ¿Qué es lo que va a llevar?

– Un hoyo más o menos grande; como de dos por tres por dos cincuenta metros de altura.

– ¿Cuánto pesa más o menos?

– Muy poco, casi nada, es nomás un hoyo.

– De todos modos le mandaré un camión grande… Es por el volumen.

– ¿Cuánto me va a costar?

– Le cobraremos veinte mil pesos.

– De acuerdo. ¿Pueden recogerlo mañana a las ocho de la mañana?

– Sí, allá estaremos.

El camión llegó puntual. El chofer y los macheteros cargaron el hoyo con cuidado y sin mayor dificultad.

— ¿No lo amarran? —pregunté.—

No, no es necesario; cabe casi exacto en la caja.

— ¿Pero no se resbalará en la subida?

— No, va detenido con la redila de atrás.

El viaje empezó bien. Yo le temía a la calle empinada de a la vuelta y fui hasta la esquina. Sucedió lo que sospechaba: al ir subiendo por la calle empedrada, el camión se zangoloteó mucho y en una de esas, el hoyo rompió la redila y se salió por la parte de atrás. No fue eso todo lo malo, sino que para volver a cargarlo, el camión se echó en reversa, y como el piso estaba mojado, patinó y se cayó en el hoyo.

Y ahí empezó de verdad el problema, porque debiendo de ser yo el que reclamara, la compañía me echó la culpa: que porque la carga era peligrosa: y fuimos a dar a la delegación donde se armó un lío.

Total, que el juez nos puso a cada quien una multa: a ellos por causar tanto trastorno en la vía pública y a mí porque el hoyo quedó ahí a media calle. Y ahora, como no hay presupuesto para nada, pues ahí está el camión tirado dentro del hoyo...

...Ya de esto hace casi tres meses.



RUTA 100

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