jueves, 4 de diciembre de 2008

Escríbeme en la piel

No podemos negar que somos seres intensamente corporales. O ¿acaso no nos enamoramos por medio del cuerpo? ¿comemos? ¿nos bañamos? Nuestra cultura es una cultura de adoración al cuerpo. Alabamos los cuerpos bellos, los convertimos en dioses; mientras que los cuerpos deformes, que no cumplen con nuestros parámetros estéticos, se convierten en pesadillas.

El cuerpo no sólo es eso, también es un disfraz con el que nos desenvolvemos día con día, o ¿Qué acaso seríamos/actuaríamos igual si luciéramos diferente? Nuestros cuerpos actúan como una defensa hacia el exterior, pero también como una máscara. Un escondite. Es por eso que hemos decidido navegar hasta el interior desde el exterior. Oler cada centímetro de piel, beber cada gota de sudor, morirnos navegando en jugo gástrico y alimentarnos de un trozo de corazón.

Saborear el cuerpo ajeno es más que una acción; es un sentir. Se lleva a cabo con la lengua de las letras que escogemos para describir las esencias que emanan los poros. El sabor de la piel ajena queda en la memoria y en el papel de los tejidos que construyen las entrañas.

El cuerpo es naturalmente tangible; sólido desde los dedos de los pies que se tuercen cuando hace frío, y las manos que vibran con el placer de sostener a otro. Un universo de células que actúan entre sí con el fin de sobrevivir; de extra limitar su capacidad de vida con explosiones de placer y de intensidad lacrímogena cuando inunda la lúgubre tristeza. Las reacciones químicas dentro de la piel son una cadena de impulsos paralelos que terminan en la sonrisa, en la mueca, en el orgasmo, el llanto, el silencio, la respiración.

Por esto, hoy nos convertimos en caníbales.

Entre nuestro menú corre la sangre de Octavio Paz, quién nos entrega un idílico amorío entre un hombre y una ola. A Enrique Serna secretando bilis por su protagonista que no sólo tiene cuerpo de puta, sino también alma de artista, y cuyo único alimento puede ser proporcionado por el aplaudir de manos de muchos otros cuerpos. El cuerpo se convierte en el instrumento principal del arte y del oficio, pero también en la tentación que estimula al propio líbido y desata los aplausos de los vouyeristas hambrientos de cuerpos que se tuercen. Guillermo Vega Zaragoza nos deleita con un manual de instrucciones que corrompe la celestialidad de los ángeles y nos indica el proceso sexual y sodomicatorio, así como las medidas necesarias para cortar las alas de un ángel e inducirlo al pecado original. Más tarde tenemos a Enrique Serna con un relato que ocurre dentro de los confines de un cuerpo urbano en la calle de Licenciado Verdad, de fachada con arrugas y celulitis en los cimientos, donde un escritor mediocre deja ser estafado por prostitutas y se entrega a la depravación de disfrutar de dos cuerpos gemelos: de Paloma y Melania. Sus lunares, los camisones traslúcidos, su olor desagradable y menudos cuerpos pasaron del delirio a la desviación. El siguiente plato nos lo trae Carlos Martín Briceño quien sin ningún recato explora los sabores del cuerpo de una anciana, cada arruga y vapor, para probar a las lenguas más exigentes. Finalmente, para el postre, cedemos la oportunidad a Erika GH Abrego, mujer – gato, aprendiz en el arte del canibalismo, nos presenta un delicioso bombón de piel de hombre guapo y lonjas de mujer; nada mejor para terminar, pero sí lo que prefieren es un gusto un poco más fuerte, entonces que tal la sangre de mujer violada y asesinada que emana de nuestro segundo postre.

Y sin más, esperamos que disfruten de este banquete que las caníbales de Rothenburg tenemos para ustedes.

Entre Sábanas

Hoy nos enteraremos de tus secretos. Aclarando, no será por nosotros, es por aquella que nos conoce muy bien, aquella que vive en tu casa y en la mía. No es cualquier cosa, ya que como bien sabes se adueño de ti desde la primera noche que te poseyó. Ella solo sabe que brindándote su almohada podrás llorar con ella. Que sus delicadas sabanas no hacen otra cosa más que guardar tus suspiros de aquella vez que tuviste miedo. Tú significas tanto para ella, que haría cualquier cosa para hacer de tus sueños un lugar de donde no quieras salir nunca.

¡Claro! Estamos hablando de aquel mueble de cuatro patas que sostiene un colchón y lo adornan unas sabanas y cobijas que tú mismo tiendes sobre su delicada figura todos los días. Que sus almohadas no son solo una decoración de la habitación si no son aquellos labios gruesos donde posas los tuyos para ser escuchado por ella.

Por esa razón ella ha creado esta antología en conjunto con nosotros. Hoy te enfrentarás a su otra cara, que aunque enigmática, la conoces muy bien, rara vez que se presenta de esta forma. Hoy ha venido a destaparte por aquellas tantas veces que la has dejado sola.
¿Qué me dices de aquella vez, Esperanza, que según tu solo ibas a calmar el ruido que no te estaba dejando vivir en tu cama? O de aquel momento que decidiste revelar su secreto de aquellos íntimos momentos entre ese triángulo amoroso que formaron la cama, tu y ella. ¿Ya no recuerdas aquellos sueños mágicos en donde te sentías en un laberinto? ¿Qué ya olvidaste aquel sueño guajiro, donde solo ella se burla de tus ocurrencias?

Pues este es el mero propósito de esta exquisita recopilación de tus más íntimos secretos que son pura causalidad de esa relación que tú llevas con tu cama. Esto no sería posible sin ella.
Por este motivo damos el honor aquella, que como protagonista de estos cuentos, nos dará un viaje por esos suspiros que dejaste en el colchón en un día de abril. Además te sorprenderás del ingenioso juego de palabras que una de nuestros escritores compuso.

Date la oportunidad y disfruta. Además que tienes que perder. Ya están escritos, disfrútalos.

Fabián Pérez Sambrano
Laura Desiderio
Paulina García Olvera

Padre nuestro

Siempre hemos considerado la sinceridad un valor casi dogmático, y ésta no será la excepción, así que comenzaremos aclarando que esta antología no es para todos ¿por qué? Porque no.

Quienquieraquehayadicho que las antologías, sean de lo que sean, están hechas para todos, miente. Pues lo antologable y lo sublime no son, por obvias razones, genéricos. Destacar, desde su percepción más plana, implica una diferenciación inherente entre algo y sus semejantes, ser políticamente correctos está fuera de lugar, y supondría una afirmación débil del tamaño de verdades como: todos se irán al cielo, o nadie es mejor que nadie. Afirmaciones tan grandes y tan poco interesantes, que seguro están en la agenda de los que no leerán esta antología.

Por eso las utilizaremos en esta ocasión para nuestro beneficio y sin su consentimiento (el de los todos y los nadies), en aras de la justicia, porque para ser justos no hay que sinceros, hay que ser discretos, y si antes dijimos que la sinceridad nos parecía un valor casi dogmático, la justicia nos parece completamente dogmática. Esta verdad sobre la justicia se nos olvida con el tiempo, conforme envejecemos, pues nos vamos dando cuenta, angustiosamente, que todos y nadie son lo mismo, y que el único alguien consciente es uno mismo, por lo que nos vemos en la tortuosa necesidad de ser pacientes, tolerantes, diplomáticos, políticamente correctos…

Mientras redactábamos esto, volvieron poco a poco memorias de nuestra niñez (que omitimos aquí por cuestiones de espacio) cuando la verdad poco importaba, al igual que la diplomacia, y las cosas eran más sencillas: o así o así, tú decides. Así que optamos por hacer un ejercicio de sinceridad análogo en esta antología, pero con una variante por demás pretensiosa y posible: o nos lees o nos lees, yo decido. ¿Por qué? Porque mientras pretendemos ser los del poder sobre tus decisiones, y no los políticamente correctos que te preguntarán lo que no están dispuestos a escuchar, reafirmamos nuestra inocencia ante la vida y neutralizamos nuestra arrogancia: somos aún muy jóvenes, e incluso más que cuando niños, pues ahora creemos que sabemos, antes por lo menos sabíamos que no sabíamos.

Pero no por nada somos los abogados de la verdad, y vaya que labor sencilla no ha sido; darse a la tarea de objetar cada certeza y llegar al mismo veredicto, similar a las abstracciones del cielo, la muerte y la empatía, pero con un enfoque práctico, concreto y tangible: la verdad no existe, por eso abogamos por ella. Y si te parece modesta nuestra razón de vida, pregúntate: ¿qué demonios hago leyendo esto? Igual agradeceremos tu tiempo, por él no te preocupes.
Así que reiteramos nuestra invitación, si no eres alguien, es decir, parte de todos o nadie que es lo mismo, a no leer esta antología.


¿Y por qué yo decido? Porque soy hijo de mi padre. Gracias.
Los abogados de la verdad, Diciembre del 2008

El plato frío que calienta el alma

Por: W V (Doble ve, ve)

¡Quiero matar a ese cabrón, ha lastimado mucho a mi madre! ¡Pinche sociedad, pero algún día seré la envidia de todos! ¡Revelaste mi mayor secreto, debes pagar por eso! ¡Dijiste que me amabas y ahora te vas con otro, quiero estrangularte! ¡La realidad en la que vivimos es culpa de ellos, todo fue su error! ¡Algún día me la van a pagar!

¿Alguna vez has sentido un nudo en el estómago que te oprime hasta el pecho y que no se puede deshacer? ¿Has sentido esas náuseas repentinas al ver a una persona? ¿Has cruzado esa mirada en la que quisieras desmembrar a alguien? ¿Sabes lo que es el coraje en el disimulo? ¿La impotencia de la censura?

Cuando la vida por si misma no hace un balance entre lo bueno y lo malo, nos obliga a tomar las riendas en el asunto. Es entonces cuando nos convertimos en héroes y villanos. Es mejor tomar acción que ser nuestras propias víctimas. Porque a final de cuentas ¿a quién debemos nuestro destino?

La venganza día a día alimenta el alma del mexicano. Sensaciones de rencor, de odio, fuerza, pasión, amargura están guardadas en el cajón más recóndito de nuestra alma. Algunos autores han tratado de rescatar esos sentimientos que se materializan en nuestra cotidianeidad de mexicanos. Ahí tenemos a Enrique Serna o a Adela Hernández, quienes ante la venganza consumada en el mismo núcleo familiar, retratan una realidad cruda y trágica. Por otro lado, José Emilio Pacheco hace referencia a la inocencia frustrada, a la humillación, a las burlas, al rechazo que son causa del nacimiento de un vengador. José de la Colina habla más allá del olvido, del rechazo, del abandono, de la fuerza interior que retiene los rencores, que funde el amor y enciende el deseo de revancha.

Esta mezcla de sinsabores apaga poco a poco el alma y mina nuestros sentimientos para discernir entre lo uno y lo otro, entre esto y aquello, entre lo que muchos podrían tomar como venganza. Sin embargo, yo les digo que esto no es más que justicia.

Y ¿eso que?

¿El techo es verde? ¿Viste el último episodio de Lost? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Estaré estudiando la carrera correcta? ¿Quién es ese? ¿Qué hacemos aquí? ¿Quién soy yo? ¿Se te rompió el condón? ¿Qué antro está de moda? ¿Por qué ella toma café? ¿Cómo te fue en los finales? esta bonita esa chava ¿NO? ¿Qué pedo con esta antología?
Esta antología contiene de todo un poco, de todo un poco para aquellos que no les interese nada, páginas que lejos de disipar las dudas más existenciales de la vida, se centran en la banalidad de la vida diaria, el tránsito por calles reconocidas y la voz de objetos ignorados. No hacemos promesas de que el contenido de esta antología sea netamente intelectual, pero tampoco prometemos que sus mentes quedaran en blanco, pues conocerán el ingenio de personas como Juan José Arreola, quien además de escritor nos muestra su faceta de inventor. Viviremos a la par personajes tan singulares y estrafalarios como Kuko o Juan peluqueros personales de Guillermo Samperio, José Agustín nos convertirá en mejores amigos de los signos de interrogación y del jugueteo mexicanizado de las palabras hasta llegar a decir Diositosanto que acabo de leer. Pero atención estimado lector no te dejes llevar por la esbeltez de esta antología, mucho menos por que el libro se vea un tanto flaco.

¿Flaco?... De lejos lo ves flaco, pero cuando te lo empaco, se te arruga hasta el sobaco; ahora que si dijiste taco, ahí te va uno de longaniza con chilito pa´ la risa, y si tienes mucha prisa te lo comes parado. ¿lo sigues viendo flaco? Wey!!!!!!!
¿Y ESO QUE?

¡¡¡Súbale hay lugares!!!

¡¡¡Súbale hay lugares!!!

Ándale. Súbete.
No muerdo.
¿A dónde vas? ¿De dónde vienes?¿Quién te espera?
¿A quién le importas?


Blanca Paulina
Claudian Olguín
Yesica Guevara

RUTA 100


¿En dónde estás? ¿A dónde Vas?


Uno nunca sabe a dónde lo va a llevar la vida. Pero no, no nos vayamos tan lejos. Uno nunca sabe dónde estará el día siguiente, ni la próxima hora. Uno jamás sabe si llegará a su casa después de un largo día. ¿Y qué pasa mientras? ¿Cómo llegas? ¿En qué te vas?
Esta es una antología de lo que pocas personas reconocen pero que todos viven. Es una antología de cuentos de algo que todos, todos ha pasado, ¿has viajado en camión? ¿Te has mal viajado en camión? ¿Has tomado un taxi después de una borrachera? Les apostamos que sí.
Un viaje es mucho más que ir de el lugar a al lugar b. Un viaje, por muy corto que sea, representa un cambio. Pero fíjate bien. Fíjate que la gente está y no está. Todos piensan, todos añoran con llegar. ¿A dónde? ¿Al trabajo? ¿A la casa? ¿Llegar con un amor platónico? ¿A encontrarse con la muerte?
Todos comparten el mismo espacio. El mismo deseo. Todos quieren estar en un lugar menos en el que están. Por muy común que sea el viajar, el transportarse de un lugar a otro, hay historias ocultas, historias personales que se viven intensamente. En esta antología encontraras esas historias. Encontraras la realidad que personas como tu han vivido.
En este México lindo y querido pocas cosas sorprenden hoy en día. Pero ha llegado la sorpresa a nuestra vida: La literatura. Se abrió ante nosotras como una paleta de múltiples colores. La literatura llegó a nuestras vidas presentándose como señora, majestuosa, irreverente, cínica y despiadada. Después de haberla conocido no es posible pensar que es leer es algo aburrido. Una página puede evocar sensaciones que jamás habían llegado a tu vida. Más allá de conocer un estilo se conoce la realidad. Una realidad que por mucho tiempo estuvo oculta. Encontramos verdad y sentido en ellas. Un libro no son palabras escritas en cientos de hojas. Un libro son sentimientos plasmados con sangre. Es una verdad única. Es un grito silencioso del autor esperando ser descubierto. Por ese motivo los autores que se escogieron para la antología son mexicanos. Como tú y como yo.
Por fin algo que valió la pena este semestre. Por fin llegó algo que despertó en nosotros inquietud. Por fin nos llegó la literatura. La señora literatura.
La próxima vez que viajes sabrás que miles de historias están por ser consumadas, aunque sea sólo en la mente de una persona.
RUTA 100

El oficio más antiguo… La literatura

Tal vez el dilema más difícil con el que el ser humano se encuentra a lo largo de su vida es: en dónde trabajar. El asunto no es sólo cuestión de un ingreso, implica una profunda reflexión hacia las aptitudes y capacidades que podemos desarrollar, las preferencias personales y la permanencia dentro del puesto. Es por eso que nos hemos dado a la tarea de simplificar una elección tan difícil, proporcionándole opciones detalladas de oficios que autores mexicanos contemporáneos han ejemplificado a través de sus obras, esperamos que sea de gran ayuda esta Antología de Oficios.


De niña muchas veces me preguntaron “Qué quieres ser, cuando seas grande”. Nunca quise responder la pregunta hasta hace unos años, cuando decidí mirar a mi alrededor y buscar para qué carajos era buena.
Después de cavilar un rato deduje que eso de los oficios era básicamente “uno de los procesos por los que A adquiere bienes para B” , así que si mi destino era beneficiar a B (cuya definición ahora es inexacta), concluí que al menos tenía que encontrar algo que de verdad me gustara.
¿Qué hubiera hecho usted? Yo recurrí al infalible Anuncio Clasificado en el “Periodicazo zo zo zo” del día, donde sorpresivamente me di cuenta que… los oficios estaban clasificados en orden alfabético. Evidentemente, empecé con la A.
“Se busca Ama de Casa… para casa chica”, podía funcionar ahí, ya tenía yo experiencia en las casas chicas con todo el residencial Barbie de mi recamara.
En la C y la D encontré un par de oficios que me parecieron verdaderamente… extraños: Componedor de cuentos y Descubridor, ambos involucraban la producción de letras, y como yo no sé escribir ni mi nombre sin faltas de ortografía, ni modo señores, Silva y Torri… mejor pasé a la siguiente…
“Electricista y fontanero”, okeeeey... no soy ni gorda ni se me sale la raya cuando me agacho. La que sigue.
Leí Gesticulador y releí… ges-ti-¿qué? No sé qué requisitos se necesiten para eso, prefiero abstenerme de preguntar.
“Mesa de trabajo, requisito indispensable: cuatro patas, comunicarse con: Edmeé Pardo”, eso ya estaba más cerca del circo que de un oficio digno de mi preparación.
“Pastelero y repostero imparte Diana Diego”, suena muy… ah, no, es un curso, no, definitivamente no, no tengo tiempo para aprender, no. NO.
“Traductor de música, ayudante para Sergio Golwarz”, tengo un don musical y hablo hasta ahora cinco idiomas, seguramente me iría bien por que incluso entiendo la música electrónica.
“Zapatero experto, sólo por las tardes con Juan José Arreola”, si se trata de comprar zapatos esto podría ser lo que estoy buscando y si son para mi, mucho mejor.
Encontré un anuncio que no pude entender, me parece que era una prevención: Y con cuidado porque dicen que “al comer chorizos, llaman buenos oficios”
Finalmente lo encontré: “se busca lectora empedernida para Antología de oficios”

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cuento apócrifo o carta al editor

La angustia es la expresión de lo que no se sabe, atraviesa, viene raída desde los huesos, malinterpretada, no aguarda el momento de saber la verdad y olvidar su mutilada existencia, sosiego,

Then this ebony bird beguiling my sad into smiling

dices, desde la ventana que suda, se atraganta, huye, se asfixia, vomita, se refugia en su centro como una serpiente negra y brillante a punto de emprender el vuelo, hermoso reptil vagabundo, nido abierto,

By the grave and stern decorum of the countenance it wore

impávido, sí, acuoso, frenético, atormentado, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, la onomatopeya del miedo, tic-lluvia, tac-verso, artilugio de pasión y no raciocinio, silencio, en el ojo de la batalla, permanece en rotación, excava, río abajo río adentro, tic

“Though thy crest be shorn and shaven, thou” I said, “art sure no craven,

tac, parpadeo.

Algo le falta al espacio, no duerme, se cansa, más y más, hasta y largo, fastidio, un secreto de cuerdas, viento, percusiones, una melodía íntima y fecunda, un pensamiento masturbado que nadie sabe, que el mundo espera desde antes que tú lo supieras

Ghastly grim and ancient Raven wandering from the Nightly shore–

La angustia me bebe con sus garras desnudas, me estruja entre relámpagos de un beso prohibido, delirante, nos embriagamos como el mar y salivamos espuma para los curiosos ¿te gusto? evidentemente.

Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!”

Niebla, frío, en la orilla te esperan tierras movedizas, relojes, mandíbulas, tu caída lenta y abrazadora, una fogata helada, un espejo empañado por tu propia traición que te arruga la piel, te entierra los ojos, roza el regazo de tu niñez asediada ¿cuándo fue que me volví tan miserable? Tras la niebla niebla, delante, niebla, su cuerpo es la misma materia libre que nos impide vernos a los ojos, sólo la veo ella, cerrada, allí, en todas partes

Quoth the Raven, “Nevermore.”

Hacia siempre, lo que pudo, ocurre…
Los abogados de la verdad, Diciembre 2008